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Carta 56 - Mamá, directora, productora y mujer


COMO SER MAMÁ, DIRECTORA, PRODUCTORA Y MUJER SIN COLAPSAR EN EL INTENTO



Tiag ha tomado el avión, una cosa más hecha en mi vida. A veces pienso que mis días se reducen a listas. Mi prima María Elvira comentaba alguna vez, muchos años atrás, que le gustaba hacer listas. A mí me encanta: listas de compras, listas de responsabilidades, listas de sueños, listas de angustias, listas de quehaceres y deberes, listas de daños, listas de triunfos. En mi lista, que actualizo cada día, estaba el viaje de Chipi como llaman mi Monana y sus amigos al Príncipe Tiag. Hace un año, este niño viajó a Camp Emerson, con tremenda gripe, gorra hasta las cejas y un morral lleno de miedos. Hoy se repite la historia. Regresa a ese lugar que le quitó la gorra y le desvaneció algunos miedos, dónde se enamoró como se puede enamorar un adolescente, con inocencia y frescura, dónde creció y se limpió parcialmente sus dolores existenciales. Regresa a ese lugar que tanto le gustó, pero la madre se angustia desde hace meses al hacer los preparativos, paralelamente al estreno de su obra de teatro.



En mi caso no tengo opción… tengo que ser mamá a tiempo completo, madre sola de tres, cada uno con diferentes circunstancias y diversos problemas. Las mellizas con lo suyo, Morgana adaptándose en Los Angeles y con muchas necesidades, desde conseguir apartamento hasta encontrar un carro que no pase de nuestro presupuesto, Nadia quien acaba de salir de su operación, corre con los papeles de la visa para irse a su masterado en Milán. La maternidad nunca me vino de sorpresa, fue algo que escogí. Lo planifiqué al detalle. No sabía que iba a tener mellizas, pero cuando me lo dijeron tampoco me asustó; lo había intuido y me sentía capaz. Lo que sí desconocía es que no iba estar acompañada en el proceso, pero ahora me doy cuenta que soy perfectamente capaz de hacerlo.


Con Tiag, somos el mejor equipo. Desde el mes de febrero estamos planificando su viaje, casualmente coincidente el día de su salida con el estreno de mi obra. Lo único que podía fallar era que se quedara a exámenes supletorios pero, no obstante el susto con su matemática, no ocurrió, pasó el año.



He tratado de ser mujer y hacerme un tratamiento facial. Pero eso todavía no he alcanzado y Consuelo, la mejor dermatóloga, recibe todas las mañanas mi mensaje de cancelación. En todo caso, mi día desde el jueves: incluyó la limpieza dental del gato Lotus, su corte de uñas, pelo y baño. Se fue molesto, regresó impecable, pero lleno de rabia hacia la madre de su dueña, es decir mi Monana. El resto es un torbellino de cosas que van juntas mas no revueltas: compras de última hora (mamá) recoger mi vestido para el estreno (mujer) ensayo general (directora) y organización de la premiere con Pablo (productora).


La verdad, mi Bogie me ha sugerido que tenga dos sombreros, y que me los coloque de acuerdo a la situación: uno, cuando soy productora y, en este caso, podría ser un sombrero Panamá. El segundo, tal vez una boina para cuando hablo con mis actores, en tanto que directora. Pensándolo bien, me hacen falta dos más, uno de red, fucsia, coqueto, como los que tiene la tía mágica de Joaquín, para cuando soy mujer. Otro cuando soy mamá, tal vez una gorra de lana de las que usaba Tiag. Los debería llevar en mi cartera de Mary Poppins y sacarlos para la ocasión. Así, ni yo ni las personas que están conmigo se confundirán del estado en el que me encuentro. Volviendo al momento, el día transcurrió con mil peripecias. Tiag terminó su maleta, fue al dentista, donde, oh sorpresa, la doctora nos explicó que han comenzado a brotar las muelas del juicio y que puede venirle mucho dolor y hasta infección en las próximas semanas. Ni se te ocurra, le amenazo al subconsciente de Tiag (sombreros de mamá y de productora). Todo en septiembre, ahorita nada.


Me dicen que es muy fácil activar el roaming para Tiag, con lo que no cuento es que se caerá el sistema en la mañana y, como las compañías siempre tienen la razón nunca las personas, Tiag viajará el viernes a las 4 de la madrugada, con escala en Panamá, y no se podrá comunicar conmigo. Sabré de él en la tarde cuando aterrice en Boston, a horas del estreno. Mica y Martín, los amigos de Morgana y los mejores chicos, se harán cargo, cada uno, por turnos, de acuerdo a sus horarios; lo recogerán, lo entretendrán y al día siguiente lo dejarán en el bus que lo llevará al campamento. El jueves regreso a casa agotada, pero con la satisfacción que el último ensayo general ha ido bien. Trato de dormir algo, pues debemos estar en el aeropuerto a las 2 de la mañana del viernes. No puedo creer que estreno ese día. Regreso a la madrugada, ya está amaneciendo, y pienso que el ser humano, si hace buenas listas, puede hacer muchas cosas. Eso sí, creo que, si pierdo mi libreta, pues me gusta escribirlas a mano, mi vida colapsaría.



Despierto al medio día y decido ser mujer, pintarme mis canas para poder hacer una bonita venia en la noche. Tengo el vestido más lindo y quiero lucirlo. Quiero que me maquillen y me quiten diez años gracias a la maestría de Sonia y María. Sonia, la peluquera, me lleva a la casa. Es hora de ir al teatro, pero ups, debo recoger el pantalón de la tintorería de Bogie (sombrero mujer) Casi me olvido. Suelo olvidar con frecuencia las tareas domésticas. La culpa de no poseer el sombrero correspondiente. Con sombrero puesto, ¡no olvidaría nada!!


Subo a carrera al depa, firmo un documento para mi hija (sombrero mamá), reviso la casa y los bocaditos para el after (sombrero productora) y bajo en compañía de Margarita y Bk para irnos al teatro. Estoy por arrancar: ¡Vamos a estrenar una obra! (sombrero directora ) les grito emocionada, cuando recuerdo: ¡el champagne! (sombrero productora) Nadie puede dar inicio a una obra sin champagne. Le pido a Margarita que suba a la carrera y baje a la velocidad del rayo. Haremos un hermoso brindis. Llegamos. Los actores se están concentrando, los invitados y la gente que ha comprado boletos está por llegar. El corazón comienza a latir apresurado. Olvidaré mis otros roles y, durante una hora y media, sólo seré directora. En todo caso, ya me enteré que Tiag se encuentra comiendo una hamburguesa vegetariana en Boston, su ciudad preferida. La obra se estrena, los actores se han lucido y yo he logrado peinarme y maquillarme. Parecería que la obra va a funcionar. Paso al escenario con los aplausos y yo, a mi vez, me olvido de agradecer a quien ha movido todo esto en redes y quien, con mucho profesionalismo, maneja mi marca: Germánico Coronel. No puedo con la culpa, pero para mantener la continuidad, le agradezco ahora virtualmente.



Tiag a esa hora, en cambio, ya duerme, preparándose para su aventura de verano. Dicen que mis obras son fragmentadas. Deberían examinar mi vida. Mi vida es fragmentada. En una época, sobre todo. Hace dos años era aún más. Separaba todo. Fragmentaba todo. Podía dividir en horas mis estados de ánimo y mis secretos. Ahora un poco menos, pero la vida es fragmentada y siento que cargo un archivero del que saco el folder de productora, el folder de dirección, el folder de mujer y el folder de mamá. Supongo que eso es ser mujer, en todos los campos y profesiones (multitask) en Ecuador y en el resto del mundo. Lo que sí, para mí es que la escritura no tiene folder, porque ésa está conmigo siempre. La verdad es que escribo a toda hora, en mi mente, en mis libretas, en mi cel. Es lo que une todo, creo.


Ha concluido la semana y hoy es martes y estoy en la playa (sombrero mujer). Por la mañana, salgo a trotar con mi Bogie, yo sin percibir dramas en el horizonte, él va rápido, yo a mi ritmo. Me encuentra cuando vuelve y dice que traigo la cara descompuesta. Según yo, estoy muy tranquila y le digo que continúe con sus ejercicios. Luego, me dice que estaba pálida y con un rostro de horror. Es que Nadia no ha logrado entrar a dejar sus documentos en su cita en la Embajada de Italia para su visa de estudiante (sombrero mamá) porque un documento muy importante no llegó a tiempo de la Notaría. La siguiente cita es en octubre. Sé que mi hija es recursiva y algo se inventará. Por lo pronto, yo ya estoy llamando a todas las personas conocidas y desconocidas para buscar una salida. Venía a la playa a desconectarme (sombrero mujer). No es tan sencillo. Son muchas cosas juntas y, como reza mi slogan de la semana: soy muy capaz de manejar mi vida. Puedo hacerlo. ¡Om!!!!!

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