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Carta 46 - La historia continúa



Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson, Batman y Robin, Hansel y Gretel, eso somos Yo y Joaquín, Joaquín y yo. Una pareja dispareja que anda por la vida soñando en pajaritos como dirían algunos. Sin embargo, nosotros decidimos hacer una película y la hicimos. Estamos por estrenarla y no paramos de trabajar. ¿Qué imágenes vienen a mí a dos semanas y media del estreno? Primero que estoy cansada y quiero que se acabe. Segundo que lo estamos logrando. Vuelvo al 21 de noviembre, primer día de rodaje, enfrentamos el primer problema, no es raro en un rodaje. La asistente de maquillaje no vendrá pues su abuela ha fallecido. Lo que no saben las personas novatas en este medio es que nada puede interponerse cuando uno va a rodar. Yo dirigí un comercial con el corazón amarrado, dos días de muerto mi hermano, Toty Rodríguez dio función de una obra mía con su madre acabada de fallecer. Pero eso sólo lo comprendemos los que estamos curtidos por este material hecho de película antigua, de 35 mm. Delgada, pero resistente a los golpes. En todo caso, la asistente no llegó. Lucy, la maquilladora, al ver lo que le esperaba, había pasado el domingo entre whisky y marihuana. A mí no habían contado nada porque mi Bogie había dado orden, el día anterior, que no me abrumen con los últimos problemas, para que yo pudiera dormir tranquila. Así que Nadia y Mara (la asistente de producción) trataban de solucionarlo. Llegué a las 7 de la noche emocionada a pedirles hacer un ritual de agradecimiento al que no apareció más que Lotus (el gato) de mala gana, y me encontré con las piedras listas, pero sola. Comienzo a percatarme de que algo ocurre. Para las 10:00 p.m ya sé lo que pasa. Lo tomo bien, cambio el plan de trabajo. Lo más difícil es maquillar al Sombrerero, pues es una creación de la maquilladora ausente, así que decido que ese día sólo se harán pruebas con este personaje, hasta ver si en un día podemos conseguir un asistente de maquillaje de fantasía o si la titular vuelve. Me concentro en la única preocupación antes de dormir que ya es de índole personal y es que llegue mi hijo. Él aparece a las 11:00 p.m. porque su padre no lo trae a la hora convenida, ni da señales de vida. Típico. Me conoce demasiado bien y lo importante en su caso es molestar en el momento más importante de mi vida. Creo que me duermo a la media noche. Vamos a empezar a hacer otra película (mi quinta, wow, cuánta agua ha corrido bajo los puentes) Muy temprano escucho salir a la gente. Jessica y Mara son parte de mi familia ahora. Me levanto a las 7:00 a esperar a Vicente quien pasará por mí a las 8:00 para llevarme al ex penal García Moreno, locación escogida para hacer el mundo de las convulsiones. Todo primer día tiene una variedad de sentimientos y sensaciones. Todos tenemos miedo. Todos sentimos emoción. Todos sabemos que enfrentamos los días más intensos, cuando seremos familia y a la verdadera familia la dejaremos de lado. Entro. Mi hija grita: la Directora ha llegado. Casi todo ya está listo. Me entero que el catering se retrasó al desayuno y que el equipo estámolesto. Habíamos pasado tres meses preparando todo, sobre todo imaginando imprevistos y es como si no lo hubiésemos hecho. No importa, quiero empezar. Me acerco a Joaquín, su maquillaje es sencillo, está listo. Le pido se concentre, con él haremos la primera toma. Está emocionado. Contamos su vida, y en este caso un mundo que ni él mismo conoce bien, el de las convulsiones. Entro al cuarto de maquillaje, saludo a Lucy, tiene los ojos llorosos. Nao, minha filha, me dice en su portuñol, esto no es correcto, sólo la minha asistente tiene los menjurjes y sabe cómo hacer el maquillaje de fantasía. Repite y repite, vou chorar. Tiene razón. Su asistente es muy hábil. Me sorprendió tanto en el ensayo y ella diseñó al Sombrerero y a Ariana. Podía faltar cualquier día menos el primero. Lo vamos a lograr, le digo, tranquila. Bajo al set. Quiero empezar con Joaquín. En pocos momentos estamos listos. Pido el champagne. Es mi ritual empezar con una copa de champagne y unas palabras. Lo he hecho en todas mis películas. Hablo de lo hermoso que es iniciar algo, del recorrido que vamos a tener y pido a los espíritus de Jimena y Juan Esteban nos acompañen. Les digo que luego de la primera toma, tomaremos el champagne para que nos traiga suerte. Y así empezamos la primera toma, así despega el avión que no aterrizará hasta el estreno y que atravesará muchas tormentas; donde tendremos que ajustarnos con fuerza el cinturón de seguridad, cuando sintamos que haya turbulencias. ¿Qué ocurrió en el camino y qué no me perdono? Que no me di cuenta cuantas cosas que yo pensaba estaban preparadas no lo estuvieron. Siempre mi error ha sido ser una persona que confía en lo que me dicen. No concibo todavía la mentira y si me confirman que las cosas ya están, me lo creo. Esto sólo es culpa mía. En mi defensa puedo alegar que la montaña era demasiado alta y, que si me daba cuenta de que las mochilas iban sin todas las provisiones, la película no se hubiera hecho. Preferí tener fe y solucionar sobre la marcha los problemas del momento, porque para eso sí sirve la experiencia. ¿Qué recuerdo de los primeros días de rodaje? Que Joaquín se portó de lujo. Eso sí, convulsionóentrada la tarde y por eso olvidé llegar a un cóctel de recaudación de fondos. No me lo perdonaron. Nada pude hacer. Estaba segura de que mi equipo de producción estaba en el cóctel. No lo hicieron y dejamos de recibir un significativo aporte. En ese momento di prioridad a lo que tocaba, seguir filmando la película. ¿Qué más recuerdo? Que vinieron 150 niños al set, compañeros de Tiag, y que el gaffer casi explota, pero lo manejamos. Recuerdo también que hicimos muchas tomas hermosas y que hubo muchos aplausos. Ah, y recuerdo que la gente comenzó a enfermarse con la comida del catering. No sé qué nos ponían pero, a lo largo del los 23 días de rodaje, de uno en uno, fueron cayendo, algunos terminando en el hospital. Nuevamente, irse de rodaje es para gente ruda, se los dije siempre a mis hijas. Si quieren vivir en paz, todo menos cine. Es lo más estresante que puede haber, sobre todo con bajo presupuesto. Si ya es dificil hacer producción con dinero, es casi imposible sin… (Continuará)


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